¿Qué escuelas de Geografía para educar en ciudadanía?
El mito de la geografía “en singular”: de la dialéctica de los paradigmas a la pluralidad de enfoques.
En el campo de la educación obligatoria la geografía debía consolidar su posición en el conjunto de las ciencias sociales, lo que le daba lugar a que abandonara sus preocupaciones ambientales.
La tradicional dicotomía entre historicismo y positivismo, o entre ciencias idiográficas y nomotéticas, que sirvió para entender la evolución de la geografía hasta los años setenta, se ha vuelto poco útil para entender la diversidad de enfoques y paradigmas en los decenios que significaron el cambio de siglo. Por eso entendemos que es útil recurrir a esquemas, como el que ofrece el citado profesor Méndez, que diferencia tres grandes líneas de conocimiento, atendiendo a la prioridad concedida a la relevancia de valores propios de la materia o de la problemática social. Son los enfoques idealistas, positivistas y críticos-radicales.
Los modelos educativos y las teorías geográficas: De las teorías paradigmáticas de aprendizaje a la diversidad social.
En relación con la educación que se persigue a través de la geografía como materia de formación también entendemos que existen diversas maneras de organizar los modelos curriculares; o sea, cómo y qué se enseña.
A menudo, en los ámbitos educativos, se identifica el saber académico con el conocimiento teórico y la enseñanza de los profesores en el aula con la práctica docente. La confusión estriba en presentar dos mundos opuestos, como si el saber académico se elaborase al margen de las clases universitarias y la práctica de los centros de enseñanzas primaria y secundaria se desarrollara sin ningún tipo de reflexión teórica sobre el qué y el cómo enseñar a los alumnos unos contenidos precisos.
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